1 Déjame que te cuente

VERSIÓN NARRATIVA DEL PROYECTO EDUCATIVO NACIONAL: HISTORIAS PARA PERSUADIR

setiembre 19, 2006

El orgullo de ser maestro


Foto Cortesía Aprendes

Cuando Santiago decidió estudiar Educación y convertirse en docente, como su madre, sabía que esta profesión había cambiado. Y no se equivocó. Siete años más tarde, no sólo es padre de familia, sino que también es el héroe de los 25 niños que tiene a su cargo, en el mismo colegio nacional donde él hizo sus estudios primarios.

Santiago ahora se siente seguro y respaldado, pues su sueldo le alcanza no sólo para los gastos de la canasta básica, sino para adquirir libros a muy bajo costo, aparte de los que encuentra en la biblioteca pedagógica del colegio donde trabaja, para el mantenimiento de la computadora que el Estado le entregó cuando obtuvo su primer trabajo.

Santiago, además, asiste con tranquilidad a los continuos cursos que el Ministerio de Educación ofrece gratuitamente, pero también es parte de los equipos docentes que los mismos directores incentivan como métodos de capacitación. En estos momentos, Santiago se prepara para ser evaluado, cosa que ocurre cada dos años. Pero no todo es color de rosa. Recibe los ataques en su mismo colegio de los profesores que se resisten a la evaluación. “Amarillo”, le dicen los maestros agremiados, que quieren que todo re-troceda quince años, ya que según ellos, estas pruebas sólo quieren li-quidar a la profesión.

Santiago también pertenece a un gremio, que siempre está a la expectativa por garantizar los derechos de los maestros pero también para brindar buenos aprendizajes a decenas de alumnos. Si sale bien de esta prueba, podrá ascender en su carrera y ganar más, pero también saber cuáles son sus deficiencias y entrar en un programa especial de formación para superarlas.

Cuando Santiago eligió ser docente, la educación peruana ya había empezado el gran cambio. Atrás quedaban las huelgas, la falta de voluntad política para aplicar las evaluaciones y los bajos sueldos. Desde el primer año supo que la medida de su éxito sería la simpatía y la confianza de sus estudiantes: que lo fueran a buscar, no importa si después de clase, para pedirle apoyo o consejo. Sabía, además, que recibiría siempre una buena remuneración sólo si hacía bien su trabajo, pero que él sería el primer interesado en demostrar lo bien preparado que estaba para educar. Santiago es profesor y sólo por eso goza de prestigio y respeto en toda la comunidad.

Santiago y el Proyecto Educativo Nacional