Ya no se estudia para patear latas
Foto cortesía IPP
Cuando elegí estudiar mecánica de producción, no me sentía en desventaja frente a mis compañeros del colegio, quienes habían ingresado a la universidad. Si Juan Carlos iba a convertirse en un ingeniero de minas, Alberto en un biólogo, yo sería un experto en máquinas de siderurgia y metalmecánica de mi propia empresa.
Desde que se emprendió el cambio de la educación superior en el Perú, aprender en una universidad o en un instituto, para estudiar carreras técnicas o profesionales, se hace de manera integral, con rigor académico, donde los egresados salen para aplicar lo aprendido en innovaciones sobre los recursos que provee nuestra región. En esa época, apenas tenía 16 años y ya tenía claro que el campo de la industria y de las fábricas, sector golpeado por la crisis de décadas anteriores, se había revitalizado con las exportaciones y con la agilidad del mercado interno. El puente que había tendido la secundaria hacia la educación superior era de hecho transitable, y eran pocos, o casi ninguno, los amigos que perdían años al reprobar los exámenes de admisión.
Antes de acabar quinto de secundaria, los profesores ya nos habían orientado sobre las carreras que necesita Tumbes y es así como me ayudaron a vincular mi talento y mi vocación con lo que podía aportar como profesional. Ahora no sólo se trata de estudiar, egresar, salir a trabajar y nada más, sino de dar aportes a tu región. Por ejemplo, en mi pequeña empresa de tornos, ideamos nuevas herramientas para ser usadas en las conservadoras de pescado que exportan a Asia, e inclusive ya hemos patentados algunas, pues empresas extranjeras las compran y las usan en sus industrias. Claro que me costó, sobre todo implementarla, ya que inclusive los trámites de patente ahora son más ágiles.
Por su parte, mi amigo Alberto, que es biólogo, especialista en ecología y biodiversidad, me envía correos electrónicos desde Puerto Maldonado, donde me cuenta que cada vez se generan más conocimientos de las plantas ya descubiertas. Años atrás, la investigación de estas plantas se quedaba estancada por falta de recursos. En el pasado quedó la inseguridad del desempleo, de estudiar tres o cinco años cualquier cosa para después patear latas igual. Al principio será difícil, sobre todo cuando quieres constituir tu propia empresa, pero con fe se sale adelante. Ahora creemos que nos educamos ante la expectativa de un futuro prometedor y alcanzable.
Las latas y el Proyecto Educativo Nacional
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